viernes, 13 de junio de 2008

Mendoza

Como pasar el tiempo en un aeropuerto cuando el avión tiene demoras y uno no es muy desafiante en la espera.

Hoy era el último día en Mendoza, ciudad que en teoría conozco pero que en la práctica era completamente nueva para mí. Y digo en teoría porque se supone que vine con mis abuelos de chico y con el club Huracán cuando jugaba al Hockey sobre patines. Sin embargo, tengo vagos recuerdos de esas dos estadías, tan vagos que en algunos casos no recuerdo si recuerdo el recuerdo o recuerdo la foto que lo inmortalizó. De cuando fui con mis abuelos lo que puedo decir y en la manera difusa en que se presenta es:
Una fiesta, unos chicos que no sé quiénes eran. Todos de mi edad, unos 12 o 13 años. Uno de ellos saliendo de la fiesta conmigo y subiéndonos a un auto. Creo que un Falcon azul, asiento delantero entero, algunos resortes salidos por afuera del cuero del tapizado. Creo que lo pone en marcha y que la palanca de cambios está al volante. No puedo verlo salir.
Esos mismos chicos me llevan a un gallinero a juntar huevos. Sé que juntamos un montón, pero no recuerdo si yo lo hice. Tengo una imagen de un campo enorme y estoy mirando las montañas, mientras a mi izquierda está el gallinero. Uno de los chicos tiene cara de gato y la cara manchada, pero no recuerdo si es él o se me mezcla con otro que creo que jugaba al hockey conmigo (yo pensaba que ese chico de grande iba a ser gay, seguro que lo es).
Recuerdo una foto que me saqué arriba de un camión con uvas, pero no recuerdo el momento. Sé que en ese viaje (no sé si en esa foto puntual) llevaba un pulóver azul con dos rayitas horizontales cuyo color no recuerdo o mejor dicho, creo que es roja o blanca o ambos colores. También sé que estaba muy gordo, pero de eso estoy seguro por las fotos que recuerdo tener.
Seguro tengo una foto en el cerro de la gloria, es mas, creo que pasamos por un zoológico y también tengo fotos con un mono culo colorado, pero ahora se me mezcla y no sé porqué veo a Gaby Vera en la foto, un compañero de la primaria. Ni de Hockey ni de mis abuelos, así que probablemente haya venido una tercera vez, o no, capaz que es otro viaje.

Creo que no recuerdo nada mas del viaje con mis abuelos, ni el medio de transporte en qué vinimos (seguro que fue el milqui, pero no lo sé porque no recuerdo la fecha) ni nada relacionado con ellos. Debe ser porque mi abuela era una fenómena como amiga pero cuando cumplía su rol de abuela era una vieja hincha pelotas.

Del viaje con el equipo de Hockey lo que recuerdo es:
· Un guiso en la casa del chico donde me quedé a dormir. Pero no recuerdo el guiso ni haberlo comido. Tengo una fotografía mental de la olla (en realidad sale cortada la foto y veo la mitad de arriba y como si estuviera desencuadrada la foto y la sacaran con la cámara en diagonal).
· Que fui a la fiesta de la vendimia. Sólo creo recordar que mirábamos pasar algo por el medio de la calle y que una cabeza morocha me tapaba la visión. Así que se ve que por ese pelotudo cabezón me la perdí.
· Una casa inclinada que no sé si es de mis abuelos o de hockey. Creo que de mis abuelos. Ahí me subí a un tacho supuestamente a pisar uva. Creo que mentí con que pisé uva en el colegio o algo así porque no sé si lo hice o me creí la mentira.
· No recuerdo al pibe de la casa donde fui, pero sí que el muy pelotudo me decía porteño culiado y, haciendo un jueguito con la consonancia de Nicolás, me decía Niculiás.

Decía entonces que en la práctica era una cuidad nueva para mi. Entonces, creo que mas por los demás que por mi, tenía que salir a pasear si o si. Ahora mientras escribo creo que todo el tiempo intenté pasar el tiempo porque no disfruto con lo que hice. Lo hice para cumplir y justificar el viaje pero está claro que eso no hace que el tiempo vuele para mi.

Para colmo Máximo se tenía que ir a las siete y media de la mañana a no sé donde y vaya uno a saber por qué me despertó a esa hora, así que el día fue mas que largo. Traté de hacer tiempo en la cama un rato, pero como me dijo que volvía a dormir un poco mas y me saludó porque “ya no nos vemos” me dije: - es políticamente correcto que este buen hombre regrese y mi humanidad no esté acá aún -. Me bañé, me puse el mismo calzoncillo porque no había llevado mas que dos y ya estaban usados, guardé todo y bajé a desayunar. Estiré todo lo que pude el desayuno pero cuando no sabía qué mas hacer, me fui en busca del colectivo. Empecé a caminar por la calle España. Dos cuadras y paré en un puesto de diarios a ver si el diariero mendocino, haciéndome el campechano, diciendo cosas como “majomeno” y poniendo cara de turista boludo, me cambiaba monedas para el bondi. Charlamos de primera, pero ni sabía donde paraba el colectivo ni me cambió monedas. Crucé y vi una casa de loterías. Me metí, y me jugué dos números a la cabeza, tarde y noche. Y ahí sí me dieron monedas. La señora me preguntó si jugaba nacional y Mendoza y mientras le respondía “sólo nacional” pensaba que si la otra llegaba a agarrarla no la iba a poder cobrar. Pensamiento pelotudo porque en este momento estoy recordando que se puede jugar a la de Uruguay por ejemplo y no es necesario está allá ni tomar mate todo el día (esto lo agrego a las dos de la mañana en mi casa. Mi viejo me dice “uh, jugaste allá?. Si ganás tenés que cobrar en donde jugaste”. Definitivamente soy un pelotudo).
Y bueh, la joda era conseguir monedas y ya las tenía. Le pregunté donde paraba el colectivo que acá como en casi toda la provincia se llama micro y me dijo en Catamarca y San Juan, sobre Catamarca (lo mismo me habían dicho antes así que parecía cierto). Así que salí nomás para allá. Cuando estaba llegando – eran dos cuadras – no veía el cartel, así que por suerte estaba un policía. Le pregunté pero el tipo se ve que: venía de una fiestas de disfraces y en realidad era un banquero disfrazado de cobani. Resulta que era policía pero de Tucumán y andaba de pasada por Mendoza. Era un joven progre que vestía como policía porque estaba de moda. En fin, no sé qué opción elegir, lo cierto es que le terminé contándo yo que en Mendoza hay bodegas, que la gente planta uvas para hacer vino y que eso rojo donde estaba parado era una vereda. Un verdadero policía inútil.

En este momento siento que estoy tratando de escribir todo lo que hice en el día para pasar el tiempo. Pero siento que de nuevo lo hago para los demás y no para mi, porque esto me aburre, así que paro.

Lo que me llamó mucho la atención de Mendoza es lo limpia que está la vereda. Brilla. Después me di cuenta que la gente pasa a la vereda el lampazo. Vi mucha gente haciendo lo mismo así que ahí me cierra el por qué de tanta limpieza.

En fin, por si alguien tuvo intriga resumo lo que sigue así corto acá: me tomé el colectivo, caminé 600mts y fui a la bodega. Hice la visita guiada, una merda y compré una caja de vinos (de nuevo por los demás). Me volví cargando esa caja pesada hasta la parada del bondi. Me trajo de vuelta pero me dejó a 5 cuadras, así que de nuevo con esa mierda de caja a caminar. Deje todo en el hotel, me fui a comprar regalos para ¿adivinen quién? Los demás!. De ahí a comer a una parrilla muy grosa. Estaba disfrutando de un corte que se llama punta de espalda muy rico y como no puedo estar sólo, le mandé unos mensajitos a Carlitos sobre el tema. Me dijo que en Buenos Aires ese corte se llama cima. Terminé de comer haciendo tiempo para que a las 15hs me pasara a buscar el remis, pero terminé a las 14hs así que otra vez tuve que hacer tiempo. Me senté en la plaza a mirar un monumento que, si no tuviera que hacer tiempo, ni en pedo miraría. Me aburrí de nuevo. Me fui a caminar por la peatonal que ya había caminado antes y por el horario, ahora estaba todo cerrado. No aguanté mas y me fui al hotel, agarré la laptop y me puse a navegar por internet, que desde hace un tiempo también me aburre si no tengo un motivo, porque no sé donde entrar. Siempre hago un: banco, ole, clarín. No me pregunten porqué.
Vino el remís y salimos. Ahí dije, joya, ahora sí se me pasa el día. Resulta que a las 17hs estaba en el aeropuerto porque todo lo que había para hacer era sacar fotos de cosas que me aburren. Tenía que esperar hasta las 19.55hs que salía el vuelo, y ya me estaba embolando, cuando me dice el de aerolíneas que en realidad estaba demorado e iba a salir a las 21hs… ahí por primera vez pensé en el suicidio con sobredosis de terma.
Empiezo a hacer tiempo, y cuando creí que había pasado lo prudente, veo que viene al bar donde estaba yo el de la aerolínea con sus amigotes a tomar algo. Al pasar me dice – ahora que te veo, mirá que se demoró mas. Ahora sale 22:20hs -. La reputa madre flaco!!. – En serio me decís? – le dije. Mas vale – me dijo como sobrando el tema.
Mas tarde escuché que uno se quejaba y le daban un voucher para ir a comer al restaurante del aeropuerto, así que reclamé el mío como buen argentino que quiere todo lo que es gratis así que tengo que ir a las 21hs. Y acá estoy, tratando de escribir sin mirar el reloj a ver si se pasa mas rápido. Pero la puta madre!, lo acabo de mirar y son 20:20hs. En el durante, mandé mensajes de texto pero se me está agotando la batería del celu y no tengo cargador, así que no lo quiero usar mas. Jugué al Flobo, una especie de tetris entretenido… una hora, no más, después aburre.
Después al Pro Evolution Soccer pero con teclado es malísimo. Acá recordé que saqué, un minuto antes de salir de mi casa, el control de la play porque pensaba que iba a ser al pedo. Me cago en mi malas ideas de último minuto.

Podría haber salido por ahí a recorrer mientras, pero acá no hay por ahí ni mientras, porque estoy en el medio de la nada y además me rompe los huevos tener que andar con el bolso, la mochila y esa puta caja de vinos que me hizo caminar como un condenado todo el día.

Son 20:22hs, no pasó ni cinco minutos carajo!. Faltan 40 minutos para ir a cenar. En realidad no tengo hambre, pero supongo que esperar la comida se pasa mas rápido que esperar el avión. Por lo menos es una espera distinta.

Si por lo menos tuviera internet, intentaría entrar al banco a ole y a clarín cosa que por lo menos me entretendría. Pero ni eso tiene este aeropuerto del mierda.

Estoy pensando como quedaría si pintamos toda la PB, cocina y living, de ese color manteca amarillito que tenía el hotel y la pared que sube con la escalera de terracota. No, pero me parece que se vendría la pared y achicaría el living. ¿Habrá ido hoy Marcelo a poner las estufas?. Espero, así por lo menos veo algo nuevo mañana (mi viejo a la vuelta en la camioneta me comentaría que si fue y que además puso la reja de la claraboya de la escalera y que quiere hacer algo con la esquina del baño que se llueve porque así no puede quedar).

Hoy a la tarde me ofrecieron ir a volar en parapente. En realidad creo que sería un sueño, pero me da mucho cagazo el “dale, ahora!” creo que no lo podría superar. Tendría que encontrar una manera de eliminar los “dale, ahora” de las cosas que me gustaría hacer pero no hago por ese efímero pero decisivo instante.

El remisero me contó su vida. Le decían “el bebe” y se tuvo que ir a Buenos Aires porque dijo que quería revertir esa imagen de “matón” que “no sé porqué” le habían impuesto. Mientras me contaba la historia pensaba – un tipo al que le falta un pedazo de dedo, que tiene cara de malo, muy malo, que tiene voz tomada por el cigarrillo, que le decían “el bebe”, que tiene un tajo en un cachete de la cara, que tiene la piel muy curtida y que se tuvo que ir a buenos aires para limpiar su nombre, indefectiblemente era un matón. Sin joda.

En el bar donde estoy hay un tipo sentado que no sé si es tipo o mina. Creo que es mina pero se parece a Vergara Leuman o como mierda se escriba. Antes estuvo sentado el doble del Piojo López en ese mismo lugar con unos amigos.

Miro al que sirve el café en este bar y no puedo creer que alguien ya tenga decidido como será toda su vida y se tire a dormir (es una metáfora). No puedo soportar tener que bajar los brazos. Posiblemente él quisiera estar mejor, pero no sepa cómo. En realidad pienso que me pasa lo mismo. Siempre creo que estoy para mucho mas, pero nunca tengo ganas de hacer nada para estarlo.

Los de aerolíneas ya se vinieron a tomar algo durante una hora por tercera vez y dejan sin atender el puesto. El narigón que me dio la mala noticia de la demora se parece al pollo de Retro con pelo corto y su amigo al Teto Medina venido a menos. A propósito, un flaco que labura en Accenture y que el otro día cruzamos en el ascensor con Edu y Diego es mas parecido al Rolfi Montenegro que yo. Que boludo! Me olvidé de mencionarlo y sacarme ese karma de encima.

Voy a jugar un rato mas al de fútbol a ver si se me pasan estos 20 minutos que faltan para las 21hs. Ya vengo.

Son las 21 horas!!, así que me dirijo a comer. Ya está - pienso – como algo y cuando me quiera acordar son las 22 y listo.
Paso por el baño y luego a mirar la tele con las salidas de los vuelos. La reconcha de la madre!!. Ahora dice que sale 23hs. La puta madre. Por segunda vez se me viene a la cabeza que la forma más rápida de irme es morir. Miro alrededor y sólo veo una nena con unas zapatillas con rueditas. No me sirve para matarme, entonces olvido el tema y me dirijo al bar.

Como tengo la mochila, el bolso y la maldita caja de vino, hace un rato puse todo en un carrito. Resulta que el bar está en el primer piso, así que tengo que subir con el carrito por el ascensor. Como no podía ser de otro modo, está atascado en el primer piso así que no anda. Le avisé a la chica de informaciones y ella al que lo arregla. Me dijo “vas a tener que esperar”. Que suerte!! En serio??. Seguramente la espera del ascensor sea menos que la del avión así que por lo menos ahora siento que espero algo que falta menos para que suceda.

Mientras espero el ascensor viene la vieja que parecía Vergara Leuman. Al final es un tipo y su esposa molesta mucho con que quiere comprarse una revista que Vergara no quiere comprar. Me está rompiendo tanto las pelotas que se la voy a comprar yo. Finalmente decido que es mejor no comprarle nada y buscar otro camino.

Bueno, no hay mas remedio. Hoy me aburro rápido. Así que me calzó la mochila, agarro en una mano el bolso, en otra la puta caja de vinos y subo por la escalera. Llego a Bar y está dividido en dos. Una parte habilitada y llena de mesas ocupadas y otra sin habilitar, llena de mesas vacías. Le digo al tipo “me podrás armar una mesa”. Me dice: ahora no, vas a tener que esperar que se desocupe una. Vas a tener que esperar… vas a tener que esperar…por primera vez sí, pienso en asesinar mas que en el suicidio. Aprovechando el envión, lo miro, ya con cara de porteño de mataderos caminando por avenida de los corrales a las once de la noche sólo y con un collar de perlas y le digo - podré armármela yo mismo así no te jodo y de paso no tengo que esperar otra cosa más en este aeropuerto del orto??!!. Me mira y creo que piensa – este está nervioso -. Le contesto en mis pensamientos de manera afirmativa y es entonces donde me arma gentilmente la mesa. Ahora estoy esperando el pedido, que al igual que el del ascensor, produce una espera mucho mas corta que la del avión…. Espero que así sea, porque ahí si mato.

El voucher para comer es válido para una lata de gaseosa y un plato de comida. Pido coca light - ­obvio no hay - me trae Pepsi Max del año del orto y ni me pregunta. Le pido el menú y me dice (textual): “tené milanesa con papa frita o fideo solos porque se me acabó la salsa”. Pienso: -… antes que fideos solos me como una milanga -. La pido. Vuelve a los cinco minutos y dice: -se me acabaron las papa frita, pero estoy haciendo mas. Podés esperar?-. Esperar? – pienso -. Sólo se me viene una cosa a la mente: “¿la pared del living terracota achicará realmente?”.

Mientras comía se me pasó mucho la hora, por suerte. Estuve entretenido escuchando a la mesa de al lado. Una mina y tres tipos. Seguramente se conocieron en este viaje o algo así, porque el hombre se pone medio pelotudo cuando está en un grupo de amigos con una mina nueva. Intenta quedar bien. Un gordo nabo la languea con su celular último modelo. Hay una fija: siempre que un pelotudo saca el celular, todos los demás que no quieren sentirme menos pelotudos hacen lo mismo. Sacan su celular, miran la pantalla como esperando que ésta les responda vaya a saber uno qué, y luego lo vuelven a dejar en la mesa.
La chica es de capital, mas de treinta y menos de cuarenta. Dice que ella “transitoriamente” está viviendo en San Juan y viaja a veces a Mendoza pero que ella en algún momento va a volver porque la capital le gusta. Dice que por fin se decidió por venir a vivir, después de muchos rechazos de ofertas del exterior. Tengo otra teoría sobre eso. Resalta mucho el hecho de tener “suerte” por ser independiente, sin hijos ni marido. Seguramente eso sea en realidad un problema. Me di vuelva a mirarla. Está confirmado, es un problema para ella. Tiene cara de sufrida y posiblemente sea muy inteligente porque se nota que no se esforzaron mucho en hacerla linda. Uno de los que está en la mesa es el doble del Piojo López. El que estaba antes en el bar con sus amigos. La chica allá no estaba seguro. Ahora que lo miro, es la versión con tintura del piojo.

Siguiendo con los parecidos, el mozo tiene un aire al negro Ibarra. Pero sería como el negro Ibarra con ascendente en Hugo Chávez. Una cosa loca, pero si tuviera batería en el celu o por lo menos un cargador para que no se me quede agotada antes que tenga que avisar que salió el avión (ojalá eso suceda alguna vez) le sacaría una foto para que lo vean. Pero eso sería hoy tener suerte. Pero hoy mi suerte se compara con el nivel de belleza de la chica esta de la mesa de los pelotudos.

Creo que los de la mesa de los graciosos y la mina resentida me están mirando. Por lo menos mientras escribía salieron a decir como escribe cada uno en una máquina, si mira el teclado, si usa como yo dos deditos nomás. Así que seguro comentaron lo rápido que escribo con dos dedos y sin mirar el teclado. Después empezaron a hablar de los parecidos de TVR, así que seguro que leyeron lo del negro Ibarra. Hagamos una prueba: PUTO EL QUE LEE, PERO MAS PUTO SI SE SIENTA EN UNA MESA DE GORDOS GRACIOSOS Y MUJER RESENTIDA.
…. Parece que no. Que bueno, pensé que me iban a cagar a trompadas

La señora se llama Verónica, pero el mas gordo y boludo de los tres (aclaro que el doble del piojo es flaco, pero bien podría ser gordo boludo) se ríe como sin aire y le dice “Vero” como si hubiesen hecho la primaria juntos.

No!! La mejor del bar. Un brasilero con el pantalón de gimnasia de la AFA, una chomba de River y el pelo rapado con la trenza Rodrigo Palacios. Está mirando España con no sé quién por la tele. Puta, no leo quién es el rival… y claro!, desde la loma del orto, lugar donde el negro Ibarra me dejó armar la mesa que carajo voy a leer?.

La voz del aeropuerto está anunciando que podemos empezar a embarcar. Son las 22:18hs pero la minita del ascensor me dijo que el avión llegaba 22:40hs y salía 23:00hs así que ni en pedo voy. Se me ocurre pensar qué pasaría si los hago esperar yo a ellos… pero de repente me siento uno de los de la mesa de los gordos boludos. Obvio, se vá el avión y a la mierda conmigo.

El negro Ibarra me dice que por qué enchufé la máquina. Le dije que porque se estaba quedando sin batería de tanto esperar. Me dice que le tenía que haber consultado. Le dije que en este momento la máquina era el sostén de mi vida, que no hubiese podido esperar cinco horas sin ella y que si no quiere sentirse el actor intelectual de mi suicidio que me la deje enchufadita. No dice nada. Me mira, y se vá. Espero que lo haya entendido.

Buenos, me voy a ir. Espero que por fin nos vayamos.

Ah bueno!! El gordo mas boludo de los tres está contando chistes. Definitivamente me voy a esperar abajo. Espero no tener que volver a escribir.

Hace como tres páginas dije que me había cansado y que iba a resumir… tendré que tratar mi poder de síntesis si quiero ser coherente con lo que digo.

2.20am. Finalmente estoy escribiendo esto desde mi casa así que es mas que obvio que llegué. Los últimos momentos fueron así: a las 23hs en punto estábamos arriba del avión, la mina dijo que íbamos a tardar 1.15hs pero como no podíamos escapar de lo que se venía gestando, tardamos media hora mas. En el vuelo me tocó ventanilla y por suerte los valijeros estaban casi vacíos así que pude poner todo ahí arriba. El asiento del medio estaba vacío y sobre el pasillo estaba un tipo que, para no ser menos, se parecía a Hugo Varela con dos platos de fideos bien cargaditos encima. Era flaco, pero el real es mucho más. Se pasó todo el viaje leyendo el diario. Vino la chica de las bebidas y la onda era servirte un vaso chico con hielo de gaseosa o una taza de café que era un chiste de chiquita. Como a la ida Máximo tomó cerveza y venía en lata grande y me estaba muriendo de sed, pedí una de esas y por suerte tenían. Es lo último que recuerdo, después dormí todo el viaje porque no acostumbro tomar cerveza.

Como resumen fue bastante extenso, pero me sirvió para pasar el tiempo y para saber que finalmente el terracota no es el color de esa pared que sube con la escalera. Pero ojo, puede ser que lo usemos en otro lado… En fin, para eso habrá que esperar…

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